lunes, 22 de diciembre de 2008

ALI BEY - EL ESPÍA DE LA CORONA ESPAÑOLA


A lo largo de la historia han existido personajes más, o menos importantes, y algunos de estos han hecho grandes proezas dejado huella de vida en páginas de la historia. Este es el caso del gran aventurero, explorador y cientifico que vivio en el siglo XVIII-XIX, cuyo nombre era Domingo Francisco Jordi y Leblich, nacido en Barcelona en 1 de abril de 1.767, y que sería más tarde conocido como ALí Bey el-Abbassi. Esta es su historia.

Vivió entre 1767 y 1819 y pasó su infancia desde que su padre Pedro Badía fuera trasladado en 1.778 a las Cuevas del Almanzora (Vera-Almería) a causa del nombramiento como contador de guerra y Tesoro, el joven Domingo de 12 años tuvo claro su destino. En este sitio inicio su primer y atrayente contacto con el mundo musulmán, gracias al ambiente morisco que predominaba por aquel entonces en esa comarca.
Cuando tenía 14 años ya trabajaba como funcionario en la costa de Granada. Nunca fue a la universidad, pero su pasión por el conocimiento, por dominar todas las ciencias, y su afán aventurero le sitúan en perfecto maridaje entre el ilustrado y el romántico, entre el científico y el soñador.
Todos esos años transcurrieron con él, inmerso en aprender todo sobre los musulmanes y su cultura.
En 1.792 ya casado se traslada con su esposa, a Córdoba para desempeñar su trabajo como administrador de Rentas de Tabaco. En Córdoba estudia árabe y se interesa por la aerostación (consiste en utilizar el calor caliente que tiene tendencia a subir por diferencia de densidad con el aire frío, que aplicado a un globo se consigue que este suba, baje o se mantenga) .Ésta última le llevó a la bancarrota y en 1.793, motivo por el cual decide marcharse a la corte, junto con toda su familia.

En 1.808 iniciaría sus primeras labores como espía al servicio de la corona de Carlos IV, y es así que en ese mismo año por encargo de Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, emprendió un largo viaje por territorios musulmanes, camuflado como notable musulmán descendiente de los Abbasíes y bajo el nombre de Ali Bey el-Abbasí. Una de sus primeras misiones era contactar con el Sultán de Marruecos y a la vez con sus enemigos. Mediante un doble juego que debía seguir para que estos atacaran a aquel y aprovechar la situación para gloria de España, que perdía posesiones en América y tenía que buscar riquezas en otros territorios.

Se sabe que Domingo Badia fue un mentiroso que llevaba una doble vida y quien sabe cuántas otras más, igualmente fue un aventurero, fanfarrón, charlatán, erudito, humanista y embaucador de reyes, sultanes y ministros.

Falsifico documentos y genealogías, se depilo, circuncidó y vestido con ropa de noble sirio, en 1.803 se convirtió en Ali Bey, un rico descendiente de Mahoma. Sus viajes lo llevaron por Marruecos, Argelia, Libia y diversas regiones del imperio Otomano (Egipto, Arabia, Siria, Turquía y Grecia), visito regiones en las que nunca antes había estado un accidental.
Sus andaduras lo llevaron también a peregrinar hasta la Meca, en 1.807, y aunque muchos dicen que fue el primer europeo en entrar en el santuario de Kaaba, al menos otros dos lo hicieron antes que él, el italiano Ludovico Bartema, en 1.503, y el Ingles Joseph Pitts, en 1.680.

En 1.808, durante plena guerra de independencia y tras haber tenido una conversación con Carlos IV, que le decepciona profundamente, se presenta a Napoleón Bonaparte para prestarle sus servicios. Éste, tras desconfiar en un principio lo envía con una carta de recomendación a su hermano José I.

El 5 de abril de 1.810, es nombrado prefecto de la ciudad de Córdoba por José I, ostentando este cargo por espacio de 15 meses hasta el 14 de julio de 1.811.

En 1.814 publicó “Los viajes de Alí Bey”, un libro de intrigas y aventuras apasionante, con preciosas y precisas explicaciones de paisajes y costumbres. La autoría de la obra, escrita en francés no fue desvelada hasta 1.836, con la traducción en castellano. Cuatro años más tarde Alí Bey emprendió un viaje a Siria y África Oriental, llegando a Damasco tras cambiar su identidad de nuevo por el de Alí Othoman, pero sería el último viaje, pues murió camino de la meca con 51 años. Cuando se sintió indispuesto, hizo correr la voz de que lo envenenaron los servicios secretos británicos. Pero este dato, como tantos otros de su vida, nunca fue probado.

Alí Bey el-Abbassi fue un hombre de una amplia cultura, ilustrado, poliglota, masón, dejo escritos de sus viajes y magníficos dibujos, titulada Viajes en Marruecos, Trípoli, Chipre, Arabia, Siria y Turquía, en los que junto con descripciones pormenorizadas de las ciudades que visitó, plasmó sus observaciones sobre geografía, Zoología, Entomología (es el estudio científico de los insectos), Geología y meteorología.
Sus viajes fueron leídos en toda Europa y promovieron curiosidad por la cultura islámica. Le admiraron, aunque con ciertas reticencias, Sir Richard Francis Burton, quien realizó una proeza similar, y Alexander Von Humblodt.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola,

Hemos comprobado que el enlace que aparece en su blog de nuestra web no es correcto por lo que le hacemos llegar nuestra dirección por si puede corregirlo.

Muchas gracias

www.elrincondeltrotamundos.com

Saludos

Rafa