miércoles, 23 de diciembre de 2009



FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2.010

martes, 22 de diciembre de 2009

Hotel Nómada - Cees Nooteboom




Un increible libro escrito por Cees Nooteboom. Estoy seguro que si lo leen les atrapara como a mi.

A través de la lectura amena de “Hotel Nómada” Nooteboom nos invita a recorrer con él sus diferentes impresiones y sensaciones de algo tan normal como alojarse en un hotel para convertirlo en una experiencia reflexiva muy sugestiva.

El autor logra de forma ingeniosa unir realidad e imaginación para crear un supuesto hotel personal e ideal en donde caben generalidades semejantes de cualquier hotel del mundo y que no faltan en el suyo, para luego al mismo tiempo elevarlo a lo más sublime.

Igualmente nos relata otros hechos y anécdotas que logra rescatar de sus multiples viajes alrededor del mundo.

En el ojo del Huracan.“El origen de la existencia es el movimiento. Esto significa que la inmovilidad no puede darse en la existencia, pues, de ser ésta inmóvil, regresaría a su origen: la Nada. Por esta razón el viaje no tiene fin, tanto en el mundo superior como en el mundo inferior.”
Estas palabras figura en el Kitab al-isfar, El Libro de las Revelaciones y los Efectos del Viaje, un extenso relato de viajes del sabio árabe del siglo XII Ibn Arabi.”

Hotel Nooteboom

Una historia de hoteles sólo puede escribirse en un hotel, claro está. Un hotel es un mundo cerrado, un territorio limitado, un claustrum, un lugar en el que uno se adentra voluntariamente. Los clientes no son visitantes casuales, son miembros de una orden. La habitación en que se alojan, sencilla u ostentosa, es su celda. En el instante en que cierran tras de sí la puerta de esa habitación y se encuentran al otro lado de las misma, se han retirado del mundo.

Conviene elegir con mucho cuidado el hotel en que se va a escribir sobre hoteles. Yo he elegido el Ritz de Barcelona, pero podría haber sido el Brown´s de Londres, el Santa Luzia de Viana do Castello, el Reid´s de Madeira, el Hofman de Bandung o el Albergo Nacionale de Roma. Todos ellos tienen en común el olor de los tiempos remotos que me resulta placentero. Grifos antiguos que no siempre funcionan; colores que ya no se estilan; un exceso de espejos; la pintura aquí y allá descascarillada; finísimas grietas en la porcelana; alfombras desgastadas por cien mil zapatos ya desaparecidos; un ascensor que vacila un segundo, aunque decididamente, antes de optar por el espacio aéreo; la habitación que por su silencia excluye la idea de cualquier otra habitación.

La habitación en la que ahora me encuentro es de color verde claro y su número es 523: A veces pienso que la suma de todos los números de habitaciones de todos los hoteles los que me he alojado a lo largo de mi vida contiene una información codificada acerca de mi destino y mi naturaleza.

Aparte de la gente de viaje de placer, ¿Quién se aloja en los hoteles?, Políticos, funcionarios, jugadores de ajedrez, call-girls, comerciantes, representantes, músicos, banqueros, periodistas. Hay mucha más categorías, pero éstas son las fundamentales. Por lo común, todos tienen en común –valga la redundancia- que en casa no están solos y en el hotel, sí. Su soledad se resuelve con periódicos, un libro, bebidas alcohólicas, encuentros casuales o concertados…o no se resuelve.
No recuerdo en cuántos hoteles me he alojado. El fotógrafo Eddy Posthuma de Boer, con quien he realizado numeroso viajes, suele tomar nota de todo: con quién, dónde, cuándo, el número de habitación. Cuando un periódico me pidió que creara un hotel inspirándome, en lo que más me había gustado de los mismos, yo me resistí alegando que eso sería un ejercicio esnobista, porque imaginarse el hotel ideal significa omitir lo desagradable. Además, el engendro acabaría siendo más grande que Lelystad, pues téngase en cuenta que ya no tengo cuarenta y ocho años, y llevo media vida viajando. Ningún problema, me contesto el periódico.

El Hotel ideal pensándolo bien sería el hotel Nooteboom, avenida del paraíso, 1, Shangri La, última Thule, junto al restaurante Chez Dios. Tumbonas en los céspedes elíseos del jardín de Ala, hielo polar tintineando en las copas de néctar, budas bajo los sagrados árboles de pan, huríes con palomas rellenas sobre bandejas repujadas de Erté, y todo ello envuelto en un silencio galáctico. ¿Será algo así? Tal vez deba empezar al revés no lo que no me quiero. No quiero los susurros del vecino, ni el rastro o los ruidos de las pasiones de otro, ni las habitaciones en las que alguien probablemente se ha suicidado, ni el instrumento de tortura de la gutta cadendo del grifo y la seguridad axiomática de que a continuación caerá otra y otra y otra…. Todo eso es lo no quiero. No quiero que llame a mi puerta a la hora equivocada la masajista de Bangkok preguntándome: “Sir, you speak mi come?”. No quiero la seducción del frigorífico, la mala cerveza y el buen whisky. No quiero el rugido del aspirador en el pasillo evocando a idea de trabajo. No quiero la luz matutina penetrando como rayo láser en la provincia freudiana en la que pertenezco todavía, porque para mí aún es de noche. No quiero esa típica conversación entre voces femeninas de mediana edad, en un dialecto extraído de Finnegans wake, burlándose de mí porque aún estoy en la cama. No quiero televisión. ¿No quiero televisión? ¿Y tú te consideras periodista? ¡ Y toda esas noches en hoteles de Nevada o Arizona….,¿SIN TELEVISION? Soledad, silencio, meditación, sueño. Para eso pago yo.

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Cees Nooteboom

Escritor nacido en La Haya, uno de los mayores y más originales escritores holandeses. Vive en constante nomadismo entre Holanda, España y Alemania. Traductor de poesía española, catalana, francesa, alemana; de teatro americano; autor de novelas, poesía, ensayos y libros de viaje, es un escritor preocupado por el europeísmo, el nacionalismo: no se concibe neerlandés sino sintiendo el deseo de España, o soñando inexistentes montañas en los Países Bajos. Das Paradies ist nebenan (Philip en de anderen), su primera novela, publicada originalmente en 1954, fue inspirada por su viaje haciendo auto-stop por toda Europa. Con Rituales (1980) ganó el Premio Bordewijz y el Premio Pegasus de Literatura. En Mokusei, Arnold Pessers, fotógrafo holandés, de viaje a Japón para hacer un reportaje turístico, va en realidad en busca de un "lugar del alma", que se obstina en buscar en un punto preciso del globo terrestre. Hubo un tiempo en que Holanda no era el pequeño y ordenado país que conocemos, sino que se prolongaba hacia el sur con un territorio montañoso y salvaje, olvidado del progreso, donde ningún septentrional se había atrevido a internarse. Es éste el panorama presentado en En las montañas de Holanda, traducido a las lenguas más leídas. Allerzielen, El día de todas las ánimas (1998), es su obra más ambiciosa hasta ahora y más reciente: el creador de documentales televisivos Arthur Daane vive en Berlín, y conoce a una estudiante holandesa que investiga sobre la reina Urraca, controvertido personaje de la historia medieval española, siguiéndola hasta Madrid. El desvío a Santiago, es un ejemplo de su amor por España.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Viajes por el Paraguay - Johann Rudolf Rengger







Allá por 1.817 el Paraguay daba sus primeros pasos en su andadura independiente, varios acontecimientos se fueron dando en el reciente gobierno que derivaría en la concentración del poder absoluto de un régimen dictatorial y declarado perpetuo por el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia al frente de la presidencia del país.

A partir de ese momento las amenazas imaginarias y reales, probablemente en su gran mayoría infundadas por el Dr.Francia, que veía todo como una amenaza personal y nacional, convertirían al Paraguay en un país hermético y temeroso que no dudaría en defenderse de cualquier enemigo interno o externo.

Es justo en esta época que llega a nuestro país Johann Rudolf Rengger, médico y científico suizo, nacido en Baden el 13 de enero de 1.795.

Siendo ya joven Johann Rudolf en uno de sus tantos viajes por Europa visita Paris, allí conoce al médico Marcelin Longhamp con quien decide juntarse para realizar un viaje de investigación que los llevaría por América del Sur.

Es así que estos dos intrépidos resuelven realizar este largo viaje que separa Europa de América, que tendría como destino final Paraguay. Una vez llegados al país son recibidos en audiencia por el presidente, a quien explican el motivo que los había llevado a visitar Paraguay. El Dr. Francia interesado por el trabajo que realizarían ofreció toda la colaboración necesaria para facilitar la labor de estos.

Sin más y conformes con la cordialidad demostrada por el gobierno se dedicaron inmediatamente a realizar sus pesquisas tomando muestras minuciosas y llevando anotaciones de la fauna de la región.

Más tarde el fruto de las investigaciones realizadas se convertiría en información de valor verdaderamente extraordinario, gracias a los análisis de las exploraciones realizadas durante 8 años estudio pormenorizado.

Cuando la labor de ambos concluyo, el Dr. Francia les negó la salida del país, argumentando que estas y otras investigaciones no irían parar a Europa sin que el Paraguay se beneficiase de estos conocimientos y que éstos se convertirían en documentos del patrimonio científico nacional. La misma práctica utilizaría el Dr.Francia con otros naturalistas, botánicos y científicos que llegarían más tarde al país para realizar estudios de esta naturaleza.

Sin embargo en 1.825 Johann consiguió que el Dr. Francia le diera el permiso para salir del país. No cabe duda que esta autorización fue animada por la relación amistosa que mantuvieron ambos, sumada a la astucia en su trato con el presidente y los conocimientos clínicos que motivaban su carácter cambiante debido a la esquizofrenia que padecía.

Johann lo llego a definir en uno de sus libros como, un hombre directo, inflexible y de armas tomar y con amplios conocimientos para su limitaciones.

Entre los varios escritos, ensayos y relatos de Johann se encuentra la “Historia de la Revolución del Paraguay y el gobierno dictatorial del Dr. Francia”, además de un relato que fue publicado después de su muerte en 1.835 gracias a su tío Albrecht Rengger, y lleva como título “Viajes por el Paraguay” del que a continuación dedico un extracto.

Viajes por el Paraguay.

Salimos de la Bahía de Asunción al amanecer navegando por el río Paraguay en una embarcación de mediano tamaño.

Al recorrer el río Paraguay, el viajero está expuesto a varios peligros, evitables en su mayoría si se tiene ciertas precauciones. Las tormentas son a menudo extraordinariamente violentas, pero no se desatan en forma repentina que no den oportunidad de alcanzar una bahía segura o de poner la embarcación al amparo de un bosque o una orilla alta. Si esto sucede se corre el riesgo del que el vehículo sea arrojado sobre la costa o lo invadan las olas, tumbándolo de costado, como tuve ocasión de presenciar cierta vez, le hacen dar una vuelta de campana. Las embarcaciones pequeñas ofrecen la ventaja de poder ser llevadas a tierra.

Otro peligro que puede parecer extraño, en los viajes por el río se está más expuesto al ataque de los jaguares que los viajes por tierra. Por cierto, a lo largo del Paraguay, pero de preferencia en la rivera del río Paraná, se encuentran los jaguares que son muy grandes y salvajes en Sudamérica. Como se suele amarrar los barcos en las orillas al llegar la noche y los marineros tienen las costumbre de encender fuego enseguida de pisar tierra para vivaquear a su alrededor, no es raro que algún jaguar hambriento perturbe la tranquilidad de los excursionistas. No pasa un año sin que se sepa de alguna desgracia causada entre los tripulantes por un jaguar. Por esa razón es prudente pasar la noche a bordo y retirar la tabla por la cual se va del barco a tierra, pues se sabe de casos en que los jaguares subieron a las embarcaciones por ellas. Si se navega en una lancha o canoa, debe elegirse un lugar de desembarco en lo posible despejado de arbustos, pasar la noche a bordo de las embarcación que está anclada lejos de tierra y, amarrada a un arbustos o árbol que emerja del agua.

Las grandes serpientes acuáticas y los caimanes que se encuentran a menudo por centenares sobre los bancos de arena no deben causar temor, pues no atacan al hombre, más aun huyen al advertir su proximidad. En cambio, no es aconsejable bañarse en cualquier lugar del río, pues en los sitios bajos y barrosos suele haber rayas que al sentir el contacto de un pie causan al bañista, heridas muy serias con el aguijón aserrado de su cola. A menudo son peligrosas pues son inferidas en las partes tendinosas del pie. Donde al agua fluye rápidamente abundan las palometas, una especié de peces pequeños pero muy voraces que con sus dientes sumamente cortantes provocan grandes heridas al hombre en los dedos de las manos y los pies. En Paraguay se cuenta que una palometa había atacado de tal manera a un monje dominico que éste no hubiera podido quebrar su voto de castidad por mucho que se le hubiera propuesto. Sea como fuere, yo mismo pude ver personas que fueron mordidas por los peces al lavarse los pies y las manos en el río.

La noche nos sorprendió ocupados haciendo el campamento, pues el crepúsculo tiene muy corta duración en las regiones llanas comprendidas entre los dos trópicos: nos echamos pues o nos sentamos con las piernas cruzadas en derredor del fuego, encendimos los cigarros y el mate circuló varias veces entre el grupo. Seguidamente comimos asado sin pan, a lo sumo con un poco de maíz. Lamentablemente, y como es usual, los mosquitos de los que uno debe defenderse sin cesar, nos amargó la comida. Y comenzó entonces la charla, un reposo a los planes para la jornada siguiente, alguien pulsó la guitarra y en medio del silencio de la noche y del desierto se escucharon los sones armoniosos. Cuando se hizo sentir el fresco de la noche y los mosquitos empezaron a retirarse, lo cual no sucede sino hacia las diez, se atizó el fuego, nos envolvimos en sueño tan tranquilo y sereno como la cama más blanda y dentro de la vivienda más segura.

Cuando establecíamos campamento en una región donde podía temerse un ataque de indios salvajes o de jaguares, montábamos guardia por turnos.

Esas horas de la noche se cuentan entre las más inolvidables de mi vida, así como mi estada en la selva me procuró los recuerdos más satisfactorios de mi viaje al Paraguay. En esos momentos en el que me sentía solo con mi alma, en medio del profundo desamparo donde sólo delataba un movimiento el crepitar de las llamas o el lejano tañido del cencerro de la yegua madrina, desfilaban por mi mente escenas queridas del pasado: me vi rodeado por las pocas personas a las que me unen vínculos del corazón y mantuve con ellas amplias platica; ora señora con el futuro, ora se hinchaba el pecho al saberme tan lejos del mundo civilizado, librado a mis propias fuerzas, con unos pocos camaradas para hacer frente al peligro de los elementos, de las fieras y de los hombres salvajes.

Johann Rudolph Rengger vuelve a Europa y en un viaje a Nápoles enferma de neumonía, después de una recuperación parcial, logro viajar de vuelta a su patria pero lastimosamente su estado empeoro de nuevo y murió el 9 de Octubre de 1.832 en Aarau.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL CONGO BELGA DE JOSEPH CONRAD





http://www.youtube.com/user/hccrusader#p/a


Hace unos días termine de leer un maravilloso libro que lo había tenido postergado durante años, “El Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad. Cuando comencé a leerlo lo primero que me vino a la mente fue el recuerdo de una frase que mi vieja decía cuando se sentía impotente ante las continuas peleas que teníamos entre hermanos allá por los 80´s, cuando esto ocurría cansada de intentar mediar y harta de no poder controlarnos nos repetía una y otra vez lo mismo: “Me dan ganas de mandarles al Congo Belga a los tres”, a lo que nosotros hacíamos oídos sordos y seguíamos midiéndonos a golpes posiblemente por alguna tontería de pendejo.

Lo cierto es que mi pobre mamá no hubiera deseado realmente eso para nosotros si hubiese sabido que no era el lugar más adecuado para tres niños, ni para ninguna otra persona que no quisiese conocer de primera mano la degradación del ser humano.

Este sitio situado en el corazón del África negra fue durante mucho tiempo el lugar más remoto, lejano, salvaje e infernal del planeta.

Toda esta larga agonía comenzó a finales del siglo XIX gracias a un personaje que paso a formar parte de algunas de las páginas más negras de la historia de la humanidad y lastimosamente un ejemplo de las prácticas habituales que por aquel entonces personificaba el pensamiento colonialista de la época.

Hablamos de Leopoldo II, y de sus empresas, en especial la (Sociedad Anónima Belga para el comercio del Congo) que fue sinónimo de tragedia, sufrimiento y muerte para un país sometida al poder y la avaricia de un hombre que con esta campaña creó terror transformándolo en un sitio miserable con el dolor pagado en sangre de su población.

Posiblemente la que es hoy la República Democrática del Congo no reciba muchos visitantes, y seguro la gran mayoría de personas en el mundo no tengan prevista incluirla en sus próximas vacaciones con justa razón, ya que los enfrentamientos étnicos y de intereses ajenos hace que las disputas armadas sigan convirtiéndolo en un sitio inseguro para cualquier persona que se aventure en querer conocerlo.

Comencé descubriendo esta gran obra literaria que fue escrita en 1.899 y publicada por primera vez en 1.902. Caracterizada por la singular visión de su autor que relata acontecimientos que han trascendido en el tiempo por la crudeza con la que fue escrita y que no permite a nadie mantenerse frío e indiferente ante un sugerente invitación que nos ayuda a reflexionar sobre el compromiso humano de actuar en dirección hacia el bien común, intentando reprimir y denunciar este tipo de aberraciones que aun se dan en distintos lugares del mundo y que son todas originadas siempre por los mismos intereses personales.

Deberíamos mirar siempre a través de los ojos del escritor y de esta gran novela reveladora, para entender de lo que es capaz un ser humano destructivo y cruel, remontándonos en el pasado descubriendo todo esto ocurrido hace mucho tiempo atrás en un sitio ajeno y lejano en los confines del mundo, en un país desconocido donde la maldad habita y nos estremece.

En la edición “Debolsillo” que me toco leer, Mario Vargas Llosa colabora con el prólogo sumergiéndonos en las raíces de lo humano.

Al inicio del prólogo Mario Vargas Llosa nos comenta sobre el trabajo de investigación realizado por Adan Hochschild en donde claramente describe los abusos de todo tipo a los que fueron sometidos los cogoleses durante tantos años, humillados, torturados (amputaciones de pies, manos, genitales) despojados de toda dignidad sufrieron hasta el punto en el que muchos eran asesinados por no cumplir con las exigencias de producción requerida. En los años en que Leopoldo II manejo a diestra y siniestra estas tierras, incontables africanos murieron en manos de asesinos que eran contratados para crear terror en todas sus formas, seres vacíos de espíritus sin escrúpulos para los que nada significaba la vida del que no veían como semejante.

La historia relata que en un viaje de avión, el historiador Adam Hochschild encontró una cita de Mark Twain en la que el autor de Las Aventuras de Huckleberry Finn aseguraba que el régimen impuesto por Leopoldo II, el rey de los belgas que murió en 1.909, al estado libre del Congo (1.885- 1-906) fraguado por él había exterminado entre cinco y ocho millones de nativos. Picado de curiosidad y cierto espanto, inició una investigación que, muchos años después, culminaría en King Leopold´s Ghost, notable documento sobre la crueldad y la codicia que impulsaron la aventura colonial europea en África, cuyos datos y comprobaciones enriquecen extraordinariamente la lectura de la obra maestra de Josph Conrad , El corazón de las Tinieblas, que ocurre en aquellos parajes en donde la compañía Belga de Leopoldo II cometió las más atroces violaciones a los derechos humanos por lo que se le debería igualar con Hitler y Stalin como uno de los criminales políticos más sanguinarios del siglo XX



Conrad había nacido en (1.857) en Berdvczew, una región ucraniana de Polonia dominada entonces por el ejército ruso. Sus padres sufrieron y murieron a causa de la lucha por la liberación de su país y en aquel niño huérfano nació el odio al colonialismo y un amor por viajar (que es al tiempo ansias de huir) por el mundo. Ya de pequeño, al ver los mapas de la época de África, el joven Conrad había dicho: “Cuando crezca, iré allí”; una frase que repite el personaje de Marlon en la novela.

Fue un aventurero que lo llevo a realizar múltiples viajes a piases como Suiza, España, Inglaterra, Italia, las Indias Occidentales, Venezuela, y países de África, entre otros.

Probablemente el conocer mundo le hizo ver cosas que inspirarían más tarde su despertar literario que dejo como legado las siguientes novelas:



La locura de Almayer (Almayer's Folly) (1895)
Una avanzada del progreso (An Outpost of Progress) (1896)
Un vagabundo de las islas (An Outcast of the Islands) (1896)
El negro del Narciso (The Nigger of the 'Narcissus') (1897)
El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness) (1899)
Lord Jim (1900)
Los herederos (The Inheritors) (1901), con Ford Madox Ford
Tifón (Typhoon) (comenzado en 1899 y publicado en Pall Mall Magazine en 1902)
Con la soga al cuello "The End of the Tether" (1902)
Romance (1903), con Ford Madox Ford
Nostromo (1904)
Gaspar Ruiz en 1906
El duelo (1907)
El agente secreto (The Secret Agent) 1909; publicado en Harper's; incluido en el libro Entre la tierra y el mar (Twixt Land and Sea, 1912)
Una sonrisa de la fortuna (A Smile of Fortune) 1910; publicado en London Magazine en 1911; incluido en el libro Entre la tierra y el mar (Twixt Land and Sea, 1912)
Freya, de las siete islas (Freya of the Seven Isles) 1910; publicado en Metropolitan Magazine y London Magazine en 1912; incluido en el libro Entre la tierra y el mar (Twixt Land and Sea, 1912)
Bajo la mirada de Occidente (Under Western Eyes) (1911)
Crónica personal (A Personal Record) (1912)
Chance (1913)
Victoria (Victory) (1915)
La línea de sombra (The Shadow Line) (1917)
La flecha de oro (The Arrow of Gold) (1919)
Salvamento (The Rescue) (1920)
The Nature of a Crime (1923) con Ford Madox Ford
El pirata (The Rover) (1923)
El espejo del mar
El alma del guerrero (The Warrior's Soul) (1925)




Aunque la más famosa sin dudas es “El Corazón de las Tinieblas”. La historia da comienzo en 1.890, el capitán de la marina mercante Konrad Korniowsky, nacionalizado británico desde hacía dos años, curtido en docenas de viajes y lances por el mundo, como el que dicen que tuvo en España, a pistola, con un tal capitán Blunt, por el amor de una española llamada Rita que acabo por fugarse con el americano, herido en el duelo pero vivo, no podía encontrar un puesto adecuado a su rango en Inglaterra, firmo un contrato en Bruselas, con uno de los tentáculos de la compañía de Leopoldo II, para el comercio del Alto Congo, como capitán de uno de los vaporcitos de la empresa que navegaban en el gran río africano entre Kinshasa y Stanley Falls. Fue contratado por Albert Thys, director ejecutivo de la firma y colaborador estrecho de Leopoldo II, para comandar el Florida, cuyo capitán anterior, llamado Freisleben, había sido asesinado por los nativos.

El futuro Joseph Conrad inicia así su particular viaje que lo llevara a conocer en primera mano los frutos de la que llamaban la cruzada europea colonizadora o imperialista en un país que se había convertido en el mismo infierno mediante dicha influencia civilizadora.

Al poco tiempo de estar allí Joseph Conrad queda horrorizado al ver como la población local era tratada sin derecho alguno, obligados a ser esclavos o tratados más bien como animales, al mismo tiempo comprueba el verdadero negocio de las empresas. Un extraño comercio se practicaba en la zona. Hacia el Congo iban sobre todo rifles, látigos, machetes y baratijas sin valor mercantil.




De allá en cambio, desembarcaban valiosos cargamentos de goma, marfil y resina de copal. Sin embargo la propaganda hecha por Leopoldo II en Europa era otra diferente un vil engaño que supuestamente favorecía una zona de libre comercio entre África y Europa y que se había creado con toda la intención de llevar progreso y libertad a todos los africanos.




Desde que esto ocurrió han pasado siglos pero esos desmanes se siguen produciendo hoy sobre ellos y Europa, adormecida, no se pronuncia. O se pronuncia pero no actúa. Los medios de comunicación, cada vez más desprestigiados, cuentan (y solo durante un par de días, hasta que se cansan de ellos y sus audiencias) la espuma que flota sobre aquel inmenso lodazal en que se ha convertido la zona.



Si las enormes riquezas naturales de los países subdesarrollados son una de las causas de su pobreza, el Congo no es una excepción. Hace dos siglos su “pecado” fue tener uno de los bosques más extensos de caucho; hoy, son los diamantes, el cobre, el oro y, sobre todo, la columnita-tantalita (es coltan) con el 80% de las reservas mundiales probadas. Esta materia es base esencial para la fabricación de aparatos electrónicos, los teléfonos móviles y los ordenadores.

El Congo es una inmensa región dividida en una zona selvática y húmeda, al norte durante
Una época de la esclavitud había numerosas etnias fragmentadas y aisladas entre si; mientras que al sur donde reina la sabana africana, las poblaciones eran más compactas, extensas y centralizadas (hoy dos tercios de la población vive allí). Sus reyezuelos fomentaron la esclavitud con portugueses, belgas, alemanes y árabes a cambio de cooperación; pero aquel tráfico humano diezmó la población y facilito la conquista belga, país que se sumó así al reparto de África que habían iniciado las potencias occidentales y cuyo desacuerdo provocó la primera guerra mundial.

Los belgas (que también ocupaban la actual Ruanda) promovieron el desplazamiento de banyaruandeses (tutsis y hutos de origen ruandés) hacia el este del Congo con el fin de reforzar la mano de obra en las minas de las regiones de kivu (hoy en conflicto). Luego, con la revolución hutu en Ruanda de 1.956, en Burundi en la década de los 70, y finalmente en 1.994, con el genocidio de las milicias Interahamwe de humus radicales, los supervivientes (humus moderados y tutsis) también se refugiaron en el oeste del Congo aumentando la población de esa parte del antiguo Zaire. Un perfecto caldo para cultivar el horror que describía Conrad, compuesto de odio, pobreza y deseos de venganza y aderezado durante años a la guerra fría, por intereses soviéticos y estadounidenses en contrarrestar las influencias de uno y de otro bloque en África, y hoy, como ayer, en hincarles todos los dientes a sus enormes riquezas

Salvadme….querrás decir salvar el marfil, dijo Kurtz a marlon en la novelade Conrad; y en esa frase se resume el padecimiento de auquel país, porque verdaderamente no importa la vida.

En pleno siglo XXI en el que hay una auténtica guerra africana donde están implicados seis países: La República Democrática del Congo, Angola, Namibia, Zimbabwe, Uganda y Ruanda, y que ha causado entre tres y cinco millones de muertos, según diversas fuentes.

Los conflicto siguen y la gran mayoría de los africanos sufren diariamente estos males, mientras otros como el presidente de la RDC Joseph Kabila llena sus arcas con acuerdos firmados para la explotación del oro y coltan que existe en la zona, por valor de 3.000 millones de euros con China.



Los conflictos han llegado hasta el Parque Nacional Virunga, donde viven la tercera parte de los 700 ejemplares de los gorilas de montaña que existen en el planeta.

En muchos medios de comunicación se presenta esta guerra como una exclusiva lucha ente etnias. Esto es cierto pero sólo en una parte, porque también hay que añadir que los amplios recursos naturales del país están siendo utilizados para empobrecer a su legitimo dueño y enriquecer a gobiernos corruptos y fuerzas rebeldes y a muchas empresas y particulares que viven a miles de kilómetros de distancia del sufrimiento de millones de seres humanos.

En realidad, en el conflicto del Congo, como en todas las guerras, no hay causa única sino que todas brotan de la maldad y avaricia humana, o si se quiere de las tinieblas del corazón del ser humano que ya lo describió Joseph Conrad.

domingo, 5 de abril de 2009

Recomiendo este libro " La Tierra sin Mal "


Para aquellos que gustan realizar otro tipo de viaje, nada mejor que la literatura. La magia de los libros siempre nos transportan en espacio y tiempo, nos conquistan, y sobre todo nos descubren interesantes secretos que lo atesoramos como nuestros el resto de nuestras vidas.
Una novela como ésta es el perfecto pretexto para realizar éste viaje, en él se mezclan interesantes detalles de lugares que junto con datos precisos de la época crea un escenario atrayente en donde los personajes sortean incontables situaciones y en la que se describe posiblemente a la perfección la América del Sur de entonces, especialmente Paraguay y Brasil. De esta manera el autor nos permiten transportarnos en el tiempo y dar rienda suelta a la imaginación.
La Tierra sin Mal
Autor: Jesús Sánchez Adalid

La Tierra sin Mal narra las aventuras de dos hombres opuestos: Tomás Llera, hidalgo extremeño que parte a las Indias en busca de fortuna, y Enrique Madrigal, misionero utópico
que viaja para participar en las reducciones jesuíticas de Paraguay. Llera sintetiza el afán de
riqueza y poder en unas Indias prometedoras; Enrique confía en un mundo armónico donde los
hombres vivan felices, ajenos al egoísmo y el mal.

Desde la Sevilla de los marineros y truhanes, pasando por el Madrid de los Austrias, Salamanca
universitaria, Castilla eterna y sobria, y los puertos Canarios, el itinerario de ambos se adentra en el Atlántico, con escala en Bahía, Rio de Janeiro y Sao Paulo hasta Paraguay, donde la historia discurre por Guairá, la ciudad de Asunción y las misiones jesuíticas en las que los indios guaraníes buscan refugio de los bandeirantes, traficantes de esclavos protugueses que no desean perder su poder.
Fragmento del libro.
Tobatí, 7 de diciembre de 1.618
Les dio una inmensa alegría cuando escucharon sonar una campana. Caminaban por unos riachuelos que debían vadear descalzándose, pues no había ni un solo puente construido. Pero por fin habían encontrado un camino, gracias a las indicaciones de aquellos indios que prestaron amablemente socorrerles.
¡Oh, Virgen santa! .exclamo el padre Ortega-
¡Se escucha una campana! Hay un pueblo de cristianos cerca.
Efectivamente, pronto se vio a lo lejos un campanario muy rústico, construido con maderas. A medida que se fueron acercando, aparecieron la iglesia, casas y huertos donde había plantaciones. Aunque muy dispersos, aquello se asemejaba a un pueblo. Era la hora de la siesta y no se veía a nadie.
Llegaron a una amplia calle flanqueada por viviendas bien construidas y techadas con teja española. Las gallinas picoteaban tierra y los perros dormitaban.
Una bandada de niños corrió alegre hacia ellos.
Se detuvieron en una amplia y destartalada plaza en cuyo centro se alzaba la iglesia y otro edificio. Era una especie de convento, aunque muy elemental.
-Esto es una misión –dijo alguien.
Claro –confirmó el capitán Ramos, mirando su ajado mapa de papel amarillento-, aquí dice que hay misiones de padres franciscanos por aquí
¡ Ave María Purisíma! –gritó el padre Ortega –
Hay alguien en el convento?
Pasó un rato sin que nadie diera señales de vida. Pero finalmente se asomó un frailea la ventana y contestó
¡Sin pecado concebida!
Salieron tres frailes de la Orden de San Francisco, con sus marrones hábitos muy descoloridos y unas largas y descuidadas barbas.
Bienvenidos, hermanos –saludó el más anciano de ellos, extendiendo sus brazos y desplegando una sonrisa bonachona-. ¡Bienvenidos a la misión de Tobatí.
Jesús Sánchez Adalid
Jesús Sánchez Adalid (Don Benito, Badajoz; julio de 1962); sacerdote católico y escritor de novelas históricas español. Es característico de sus obras el rigor histórico y el profundo estudio de investigación previo que realiza.
Biografía
A pesar de nacer en Don Benito (1962), pasó su infancia en , Villanueva de la Serena Badajoz. Se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Es Licenciado, también, en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ejerce de sacerdote en el pueblo de Alange en la provincia de Badajoz.
Fue finalista del premio Felipe Trigo, en 1998, con La fuente del Atenor. Sus dos novelas posteriores. La luz del oriente y El mozárabe han sido acogidas con entusiasmo por parte de crítica y público. En Félix de Lusitania, retoma al protagonista de La luz de Oriente. También destacan La tierra sin mal, El cautivo y La sublime puerta.
Su novela En compañía del sol (2006), conmemora los 500 años de la muerte de San Francisco Javier, está ambientada en la España de Carlos V y con el hijo menor del noble don Juan de Jassu como protagonista que luego sería conocido como San Francisco Javier. Sánchez Adalid, no deja escapar ningún rincón de la fascinante personalidad del protagonista, al tiempo que relata con gran fidelidad la vida del París universitario de la época, los viajes por mar, los peligros y las costumbres exóticas de los habitantes de los reinos perdidos del Oriente.
Su última novela "El caballero de Alcántara", retoma el protagonista de "El cautivo" y "La Sublime Puerta" y nos vuelve a trasladar al mundo del espionaje en la época de Felipe II.
Premios

Premio Fernando Lara 2007 por El Alma de la Ciudad.
Obras
Sánchez Adalid, Jesús (2007). El alma de la ciudad. Editorial Planeta. Sánchez Adalid, Jesús (2005). El cautivo. Ediciones B.
Sánchez Adalid, Jesús (2006). En compañía del sol. Ediciones Temas de Hoy. Sánchez Adalid, Jesús (2006). Félix de Lusitania. Zeta Bolsillo. Sánchez Adalid, Jesús (2007). La luz del Oriente.
Círculo de Lectores.
Sánchez Adalid, Jesús (2005). El mozárabe. Zeta Bolsillo.
Sánchez Adalid, Jesús (2006). La novela histórica, entre la realidad y la ficción: conferencia pronunciada por el escritor D. Jesús Sánchez Adalid con motivo de la presentación de las VII Jornadas de Historia en Llerena el día 27 de abril de 2006. Sociedad Extremeña de Historia.
Sánchez Adalid, Jesús (2006). La sublime puerta. Zeta Bolsillo. Sánchez Adalid, Jesús (2006). La tierra sin mal. Zeta Bolsillo..
Sánchez Adalid, Jesús (2008). El caballero de Alcántara. Ediciones B.
Obtenido de: http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_S%C3%A1nchez_Adalid



lunes, 16 de febrero de 2009

San Borondón




Hace unas semanas apareció publicada en la página http://www.miplayadelascanteras.com/ una foto tomada desde la playa de Las Canteras. Dicha playa se encuentra ubicada en la ciudad capital de la Isla de Gran Canaria, y es perteneciente a una de las siete islas del archipiélago Canario.

La foto mostraba mar adentro la silueta de algo que parecía una isla, situada supuestamente en un sitio donde no debería haber ninguna.

La leyenda que acompañaba la foto decía. “Se ha podido ver hoy la isla de San Borondón “
Para entender a que se refiere esta foto es importante documentarse y entrar en uno de los mitos más populares de las islas.

Aunque existe sin fin de información relacionada con este tema en internet, he querido hacer referencia a la publicación hecha por la revista “ALTAIR”, que en su sección cuadernos de viajes explica muy claramente los misterios que guardan relación a este nombre “San Borondón”
Todo da comienzo allá por los años 484-577, donde un religioso de nombre Brandán de origen irlandés, más tarde hecho santo, navego durante siete años por el Atlántico en busca de la isla del paraíso o Tierra de Promisión, supuestamente con éxito. Años más tarde los irlandeses ubicaron este sitio en una isla a la que le bautizaron con el nombre de “San Brandán”, al sureste de Irlanda. Es así como aparece publicada por el año 1.234 la primera ubicación cartográfica de esta isla. En los sucesivos años la misma se movería para arriba y abajo en los diferentes mapas publicados y muchos de ellos mezclarian con estos los mitos grecorromanos acerca de los Bienaventurados o Afortunadas de esta manera acabarian identificándose con una de las Canarias, cuando no con todas.
Es entonces cuando sucedió algo extraordinario, al llegar a Canarias la isla de “San Borondón” comenzó a mostrarse a los ojos humanos.

El primer avistamiento fue el de Gonzalo Fernández, en el año 1.461. Cristóbal Colón escribió, el 9 de agosto de 1.492 en el diario del primer viaje, que “ juraban muchos hombres horrados españoles que en la Isla de La Gomera estaban que cada año veían tierra al este de Las Canarias”, a lo que los reyes se tomaron aquello muy en serio. El avistaje de “San Borondón” fue corriente durante los siglos posteriores desde la isla de El Hierro, La Palma y La Gomera.
Los videntes eran de toda edad y condición: marineros, labriegos, clérigos, padres de familia, pendencieros, ciegos, inquisidores, escribanos, doctores, etc. Y no solo lo coincidían muchos en lo que veían, sino que también afirmaban que desde esta isla llegaba un olor agrio.

Los muchos testimonios daban fe de que la isla que no se deja ver cuando se buscaba existía, por tal motivo se enviaron varias expediciones en su busca, fue entonces cuando surgieron incluso afirmaciones de gente que supuestamente había puesto los pié en la isla sin quererlo.
En 1.570, Marco Peres, vecino de la Orotava-Tenerife, afirmó que viniendo del Brasil, un temporal les hizo derivar hasta situarse entre la isla del Hierro y La Palma. Y que allí encontraron una isla, donde desembarcaron junto a un arroyo de buena agua y vieron un árbol y en ella una cruz clavada, en su relato describía además que había gallinas salvajes y garzas, rebaños de vacas y toros, de cabras, de ovejas blancas y negras, y ninguno de estos animales se espantaba con los hombres, aseguraban que los habitantes debían ser gigantes pues descubrieron huellas de pies dos veces el tamaño normal.
“San Borondón”caló hondo en los canarios y se convirtió en un mito autóctono. Un recopilador de tradiciones J. Bethencourth Alfonso escribía en 1.901 que la noche de San Juan los herreños (originarios de la isla del Hierro) “se levantan temprano para ver bailar el sol y ver la isla de “San Borondón”.

Para dar una explicación lógica en el entendimiento de cómo entender que una isla que supuestamente no existe y es vista o al menos su silueta en la mayoría de los casos, por cientos de personas a lo largo de la historia, podemos decir que la misma tienen una razón más valida en la que según expertos se atribuye a un fenómeno atmosférico llamado parahelio. Cosa que ya los jesuitas se lo planteaban allá por el siglo XVIII. El parahelio es una ilusión óptica fruto de la refracción de la luz, por la cual un gran objeto (una isla) puede reflejarse en una nube lejana.
También existe una explicación sociológica a este hecho: “Es el paraíso que los canarios han tenido que mitificar para escapar de todas sus desgracias”

El asunto ha sido muy estudiado y la bibliografía escrita es realmente abrumadora. Si en el mejor de los casos existiese una isla que aparece y desaparece a mi particularmente me gustaría que siga siendo así siempre, y que ésta mantuviese ese enigma que ha guardado durante tantos siglos a propios y extraños.

UN DIA EN EL HOTEL.

El viejo y pequeño reloj que cuelga de la pared en la recepción y que alguna vez perteneció a un barco, marca las 05:00 am.

Aunque el silencio de la noche que termina aun se siente, poco a poco el sol va dando paso a la mañana de un día domingo cualquiera. Aun hay poco movimiento en el hotel, en los salones algunos madrugadores se asoman buscando el comedor atraídos por el aroma del café y los croasanes recién hechos, esperando quizás el reconfortante desayuno para iniciar la jornada.

El hotel despierta minutos después. Las camareras llegan una a una, con cara de disgusto al no agradarles trabajar este día, aunque rápidamente uniformadas de píes a cabezas se acercan al comedor de empleados buscando un café y mismo tiempo, aprovechan la oportunidad para intercambiar chismes y organizar las tareas en sus respectivas labores.

El salón de desayunos abre sus puertas puntualmente a las 07:00 am. Como todos los días en esta época de verano. Mr. Sheehy, un escocés de 92 años que se hospeda habitualmente cada año en esta temporada desde hace 20 años, hace su aparición. Mr. Edward Sheehy , un hombre robusto y de aspecto fuerte, con un caminar seguro a pesar de su avanzada edad, normalmente intercambia pocas palabras con el personal ya que su español es limitado, es quezas`por eso que nadie sabe mucho de su vida, aunque si es fácil apreciar algunas característica de su persona resaltan en él, lo más llamativo posiblemente sea que es un hombre reservado y solitario, no se le conoce esposa ni hijos en todos estos años que viene hospedándose en el hotel, aunque si posiblemente se le podría atribuir una novia según comentarios, Una mujer lo acompaña todos los días hasta la puerta del hotel siempre que regresa de sus largos paseos habituales por la playa en las tardes, pero antes como cada día comparten el té en la misma mesa en la cafeteria del hotel y luego se despeden con un beso profundamente cariñoso que se dan mutuamente.

Mr. Sheehy es Siempre el primero en entrar al comedor, y con su acostumbrada simpatía saluda a Alexandra la encargada del servicio de desayunos, diciendo buenos días en ingles.
Como gentleman británico viste siempre de impecable traje y sombrero, haciendo su acostumbrado y tradicional ritual en su desayuno, degusta primeramente frutas, luego una tazón de leche bien caliente con cereales, para más tarde acompañar un bocadillo de jamón york y queso con una taza de café. Sus hábitos no han cambiado a lo largo de estos años ni mucho menos el tiempo que tarda en desayunar que son siempre 25 puntuales minutos.

Justo después de que Mr. Sheehy abandona el salón las hermanas María Eugenia y Luisa Esther ingresan al salón comedor. Las hermanas Solís, señoras amables que también cada año en esta temporada, se alojan en el hotel viniendo ininterrumpidamente desde hace 12 años. Son mujeres de las que ya no existen, solteronas y devotas religiosas, nunca usan una pisca de maquillaje y mucho menos algún accesorio, visten atuendos que parecen salidos del baúl de los recuerdos de nuestros abuelos.

Ellas no tardan más de 10 minutos en el desayuno, para luego buscar la primera iglesia que les permita escuchar misa, ya que al ser domingo es menester lo acostumbrado en este día.
Posiblemente el personaje más polémico lo es Don Lázaro, madrileño de pura cepa, cascarrabias de naturaleza, poco amigable y de aspecto malhumorado. Este hombre que no habla por no gastar palabras y cuando lo hace, más bien pareciera que su voz se asemeja al ladrido de un perro, que agradables sonidos saliendo de su boca.

Con sus 1,60 este personajillo jubilado y solterón, devora todo lo que se le presenta enfrente. A todo le pone aceite de oliva y siempre está reclamando cosas que no encuentra ya que su corta vista no le permite ubicar nada fácilmente. Al finalizar su desayuno no duda en llevar escondido bajo el brazo un bocadillo hecho con 6 lonchas de jamón y otras 5 de queso, sabiendo que no está permitido sacar comida del comedor. Aprovecha los momentos de despiste para asegurar su media mañana.

Su rutina es siempre la misma, luego de engullir en el desayuno, sube a su habitación para bajar inmediatamente. Vistiendo un bañador, descalzo y sin camiseta, deja la llave de su habitación en la recepción y sale apresuradamente a la playa en donde permanece desde las 08:30 am hasta las 12:30 pm, para luego volver al hotel totalmente negro y con arena metida en toda su humanidad, inclusive seguramente hasta donde no le alumbra el sol.
Ante la mirada atenta de las camareras el Sr. Lazaro entra al Hotel dejando huellas mojadas en el piso de la recepción que nunca son bien vistas por las que se encargan de la limpieza. Siempre se acerca con una botella de su vino preferido solicitando un saca corchos para abrirla y dejarla lista para más tarde bebérsela con su almuerzo que solo Dios sabe que será.

El hotel tiene 60 años y por él han pasado personas de todas las nacionalidades, algunos han venido en pareja, otros solos, también en familias, muchos se han llevado recuerdos agradables y otros no tanto. Inclusive algunos han terminado sus días aquí. El hotel ha sido casa de nadie y de muchos alguna vez.

Al llegar el medio día comienza el desfile de personas que van entrando y saliendo, este movimiento de personas convierte el hotel en un escenario en donde las relaciones personales entre clientes y empleados parecen funcionar con un mecanismo automatizado.
Al mismo tiempo la calle se llena de alegría con el astro sol calentando, los niños, jóvenes y personas de diferentes edades cruzan el portal del hotel dirigiéndose a la playa en busca de calor y descanso.

Las camareras aceleran su trabajo y los teléfonos en las oficinas no paran de sonar, es hora pico y el hotel cobra más vida. Con todo este trajinar los minutos pasan mientras la tarde llega y todo se calma poco a poco con los últimos rayos de sol. La noche cae pero no sin antes regalar a todos un atardecer de colores en que se dibujan siluetas de diferentes tipos en el paseo que bordea el mar y la playa.

El día ha finalizado y comienza el retorno a casa o al hotel………...