sábado, 11 de octubre de 2008

Agatha Christie y su viaje a Canarias

HOTEL SANTA CATALINA
Uno de los hoteles donde se alojo Agatha Christie, en la Isla de Gran Canaria.


AGATHA CHRISTIE
(Islas Canarias)
Primera Parte

Gracias a los grandes escritores, que a través de los tiempos han sabido mezclar sus historias con escenarios lejanos, han puesto así de manifiesto la sagacidad de sus plumas, combinando bellos detalles que caracterizan diferentes sitios y sistuaciones, entrelazando personajes pintorescos que cobran vida en sus obras y que llegan a nosotros como novelas que ponen a volar nuestra imaginación para descubrir lugares únicos.

Este es caso sin lugar a dudas de Agatha Clarissa Miller (1.891-1.976), más conocida como Agatha Christie.
En 1.927 hace exactamente 81 años, ésta escritora había llegado a la isla de forma inesperada luego de enterarse que su marido Archibald, le había engañado con otra mujer. Ya por ese entonces era una escritora famosa y al desaparecer sin avisar a sus amigos la preocupación fue presa de todos, de hecho la policía y detectives se movilizaron para dar con ella.
Agatha Christie había entrado en una depresión muy fuerte que le impediría terminar la novela que estaba escribiendo.
La escritora llego a las islas Canarias en busca de paz y tranquilidad, esta primera visita la hizo como turista buscando descanso. Creyó que lo encontraría en el Puerto d la Cruz (Tenerife), el Health Resort más conocido y sobre el cual más literatura se había escrito en toda Europa, fundamentalmente en Gran Bretaña. No satisfecha de vivir en Puerto de la Cruz decide trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria). Lo característico del viaje de Agatha Christie es que no se podría considerar un viaje como los que solían hacer las viajeras de entonces, ya que los viajes del siglo XIX y principios del XX estaban marcados por el espíritu aventurero sumado a la voluntad de ver mundo y descubrir los espacios reservados para los hombres, aunque sin renunciar a ser unas elegantes damas del Imperio Británico.
Este afán de conocer y descubrir llevo a las damas sortear todo tipo de inconvenientes en donde valientemente exploraban diferentes territorios provistas con un cuaderno de notas y pluma en mano para registrar todo cuanto experimentaban, registrando emociones e impresiones a través de diarios de viajes.
Las particularidades de las islas, sus costumbres, tradiciones, el carácter isleño junto con sus ciudades y pueblos han sabido ser descriptas por sus autores que son los que han marcado la tradición viajera del pueblo británico.
En el caso de Agatha Christie no se podría decir que sus intereses sean similares ya que no mostro mucha curiosidad por el pasado legendario de la cultura aborigen extinta, el atractivo de la flora y otros aspectos, no obstante su máquina de escribir la acompaño en todos su viajes, y en este caso seguiría escribiendo en la habitación de su hotel en Gran Canaria, la novela que había quedado interrumpida,” El misterioso tren Azul “, y unos relatos cortos que se desarrollan en los lugares de la isla donde estuvo.

Haciendo una retrospectiva en la vida de Agatha Christie podemos decir que nació y se crió en el seno de una familia con educación victoriana, es por eso que su madre creía que los niños no deberían leer hasta alcanzar los ocho años. Agatha tampoco fue a la escuela de niña pero sus carencias las suplió devorando libros. Entre sus lecturas preferidas se encontraban los cuentos de hadas que su tía abuela le regalaba siempre por su cumpleaños o en navidad.
A los 11 años publicó un poema escrito por ella en un periódico local, pero en ese entonces tenía la mente más centrada en la música. Su madre quería darle una formación musical y a los 16 años la envió al estudiar canto y música a Paris.
Luego de atravesar por un mal momento económico, la familia de Agatha Christie se traslada a Pau (Francia), es allí donde ella aprende el francés gracias a que su madre contrato a una niñera inglesa residente en Francia.
Es entonces cuando Agatha Christie comienza a leer muchos libros en francés, entre las que se encontraban novelas históricas. “El prisionero de Zenda” de Stanley Weyman, fue su primera novela, también leyó todas las novelas de Julio Verne en francés, durante mucho tiempo su novela preferida fue “Viaje al Centro de la Tierra, “El jardín Secreto” de Hodgson Burnett, entre otros”.
Luego de pasar por momentos difíciles con la muerte de su padre, Agatha vive un momento especial en su vida, donde pasa todo el tiempo haciendo compañía a su madre y limita sus amistades para ocuparle más tiempo a ella. En una ocasión su hermana Madge las visita con su hijo pequeño por una larga temporada, es ahí cuando Agatha las primeras historias de Sherlock Holmes. “El Carbunclo Azul”, y desde entonces no dejo de interesarse por Sir. Conan Doyle.
Ya desde entonces Agatha no destacaba en nada, probo ser cantante de ópera, aunque si soñaba con ser una gran escritora y anhelaba tener un matrimonio feliz, al lado de alguien que la protegiera la amara y admirara.
Con 17 años fue el momento en que Agatha debía presentarse en sociedad como era habitual hacerlo con las chicas de clases acomodadas. Debido a la mala situación económica su madre eligió el Cairo como lugar de convalecencia pensado en ella. Este sitio resulto un lugar de ensueño para la joven Agatha que permaneció 3 meses asistiendo casi todos los días a los bailes que se organizaban por turnos en los mejores hoteles para la refinada sociedad Británica.
En Egipto era habitual ver a británicos ya sean del ejército o ingleses acaudalados que pasaban el invierno en familia. Lo que menos interesaba a Agatha eran las maravillas de la antigüedad que 20 años más tarde causarían un tremendo impacto en ella.
La vida para ella seguiría sin mayores complicaciones mientras tomaba más gusto por la escritura, cuando por fin en 1.912 contrae matrimonio con quien más tarde la abandonaría.
Con motivo de la gran exposición de 1.924 en Londres, el mayor Belcher, un amigo de Archie el marido de Aghata, le encomendó a este reunir un equipo de expertos que deberían acompañarle durante once meses por todo el imperio Británico. Archibald , fue contratado como consejero financiero en este viaje, en el que fue invitada también su esposa. El itinerario incluía África del Sur, Australia, Nueva Zelanda y América, esto con todos los gasto pagos y 1.000 libras de gratificación. Una vez llegada a Nueva Zelanda viajo a Honolulú pasando por las islas Fiji, donde descubrió las maravillas de un deporte desconocida para ella, el surf. También visito Nueva York, además de Madeira que en aquel entonces era un destino frecuentado por los ingleses.
De vuelta a la realidad la situación económica se ve empeorada, el marido de Agatha no consigue trabajo y ella ve obligada a escribir para hacer frente a los gastos que no eran pocos.
Los años pasaron y repentinamente la madre de Agatha muere, su marido no pudo estar en el funeral porque se encontraba por un viaje de negocios por España, a partir de allí la situación amorosa con su marido va de mal en peor. En uno de sus viajes Archibald envía una carta a Agatha desde Italia, donde se encontraba en ese momento por motivos de trabajo
La carta era corta y muy directa, la misma decía que se había enamorado de una antigua secretaria y que le enviara lo antes posible el divorcio.
Agatha sufre el peor momento de su vida, aunque le cuesta tiempo entender que su marido no volvería con ella. El temor y el abandono se hacen presa de ella desencadenando un estado emocional de tristeza, angustia que lo supo sobrellevar gracias a la compañía de su amiga Carlo que estuvo al lado de ella en este momento tan duro.
Su tota estado de pena le llevo a protagonizar un hecho nunca aclarado por ella, fue en 1.926 que tras desaparecer unos días sin a decir nada a nadie y o dejar rastro, hasta el punto que la dieron por muerta al encontrar su vehículo en un lugar alejado al borde de un precipicio, Agatha es reconocido por un camarero que avisa al Scontland Yark que estaban en ese momento en la ardua tarea de encontrarla. Agatha había decidido para en un hotel donde con un nombre falso, posiblemente para borrarse de los medios y tener tiempo para estar sola y meditar lo que le había ocurrido. Más tarde la opinión pública tomo este hecho como una estrategia para la publicidad de su nuevo libro.
En febrero del año siguiente Agatha, su amiga Carlo y su hija visitan las islas Canarias.

miércoles, 1 de octubre de 2008

El automóvil en Paraguay







El 1 de Octubre de 1.908 hoy hace exactamente 100 años atrás, la Ford Motor Company de Michigan produjo el primer modelo Ford T, un vehículo de dos plazas, sencillo y popular, que dio un vuelco a la economía empresarial y a la fabricación industrial. Sentó las bases mundiales de la producción en cadena y revoluciono el concepto de movilidad sin importar su clase social.


Henry Ford, hijo de inmigrantes irlandeses, nacido en Michigan en 1.863, mecánico de profesión fundó en 1.903 con 40 años de edad su propia compañía.


Los años pasaron y el automóvil experimento un desarrollo importante en varios países, las marcas se multiplicaron y los fabricantes lanzaron nuevos modelos en el que se mezclaban diseño, confort y lujo.


En el Paraguay de principios del siglo XX este hecho no estuvo ajeno a la sociedad, que miraba con asombro la aparición de los primeros vehículos en nuestro país.


Los periódicos de la época hicieron eco del efecto que produjo en la gente y muy especialmente en las poblaciones campesinas. Algo que posiblemente sería definido como sensacional en nuestros días, pareció terrorífico hasta si se quiere para la gente de aquel entonces.


Los nuevos vehículos de metal, desfilaban por la campaña haciendo ese particular ruido con sus motores, espantando a gallinas, chanchos y perros que al paso de estos, ladraban sin parar hasta que quedaban afónicos. Las viejas santiguaban y la gente no daba crédito al ver cómo estas máquinas podían moverse sin que ningún animal los tirara.


Sin embargo el tránsito de estos vehículos por los diferentes senderos no constituía tarea fácil para los intrépidos conductores, ya que era habitual verlos atascados en pequeños charcos de agua y barro, arroyos, y senderos arenosos, motivo por el cual casi siempre necesitaban ser tirados por caballos o bueyes para que pudiesen continuar su recorrido. Como ejemplo se puede decir que realizar un viaje de Asunción a Itaguá, demoraba 3 días.


Los automóviles de entonces no modificaron el modo de viajar, los usos corrientes y la fisonomía de nuestra gente, que ante la lenta introducción del automóvil especialmente en zonas rurales no determino cambios importantes en sus pobladores.


Fue así que antes de la llegada del automóvil, las casas particulares eran generalmente muy amplias, con extensos patios y corrales que permitían la cómoda entrada de carretas y de la res que semanalmente mataba una familia, traída a lazo por un arriero; pero con la llegada de mayor cantidad de automóviles, muchos de estos espacios fueron destinados a ser utilizados como cocheras y en la ciudad desaparecieron muchos espacios públicos para crear estacionamientos.


Finalizada la 2º guerra mundial, la llegada al Paraguay de otros automóviles no constituyó un suceso inusitado. Hasta la aparición del Ford de bigotes en el mercado asunceno que fue rápidamente popularizado como nuevo vehículo de preferencia.


Los nuevos negocios relacionados al sector proliferaron, estos se dedicaban a la venta de vehículos, venta de combustible, talleres mecánicos, repuestos y accesorios etc.

El Touring Club Paraguayo

El 24 de septiembre de 1.924 fue creado el TOURING CLUB PARAGUAYO, entidad privada que cumplió en sus inicios un papel importante de trabajo conjunto con el estado paraguayo, promoviendo la construcción y conservación de caminos en todo el territorio nacional.

En 1.926 fueron aprobados sus estatutos, en ellos se fijaron los objetivos de la institución, entre los que figuraba la promoción del turismo y el fomento de la construcción y conservación de rutas.


En su misión el TOURING CLUB PARAGUAYO, tenía el cometido de conocer y hacer conocer el Paraguay.


En 1.931 el Sr. Julio Petersen (Vice-presidente 1º - 1.931-32), fue fotografiado por un periodista de un periódico local, en un camino cuando se dirigía a la ciudad de Pedro Juan Caballero, más tarde esa foto fue publicada con un epígrafe que decía: “Demostrando cómo esta institución llega a los sitios menos accesibles, guiada por la voluntad indómita y ese espíritu emprendedor y patriótico que caracteriza a los socios de Touring Club Paraguayo”


El carácter aventurero de los socios del club dio el impulso necesario para abrir nuevos caminos, acercando pueblos y ciudades, haciendo conocer los encantos naturales, aspectos resaltantes de nuestra cultura y el modo de vida de la gente de zonas lejanas del país.


Esta organización estuvo ligada desde su fundación con el turismo nacional, colaborando arduamente para fijar las bases de la primera ley de Turismo y participando en 1.939 en el primer congreso Iberoamericano de Turismo en la ciudad de California, E.E.U.U., además de hacer publicaciones en revistas, elaboración de mapas, guías turísticas, etc.
El resultado de este buen trabajo lo constituyo sin dudas la formación de comisiones entre las que estaban las siguientes:


Comisión de Vías, Comunicaciones y Caminos.


Comisión de Turismo y Deporte.


Comisión de Guías, Mapas, conservación de monumentos y sitios históricos.


Comisión de Relaciones Exteriores.


Y una comisión encargada de la publicación periódica de una revista que tenia al frente al Sr. Arturo Bordón, quien más tarde sería el primer secretario de Turismo del país.

LOS PRIMEROS AUNTOMOVILES QUE LLEGARON AL PAÍS

En 1.900 El Sr. Jorge Barzi, introduce el primer automóvil en el Paraguay. Era un pequeño Ford T, utilizado para movilizarse desde su escritorio sobre la calle Colón, hasta su astillero.


Este mismo año el Sr. Francisco Decoud adquiere un automóvil.


En 1.905 el Sr. Tomás Saccarello, importa un automóvil Renard Francés.


En 1.907-8 el Dr. Andrés Barbero importa un automóvil italiano.


En 1.905-10 El Sr. Cellario adquiere un automóvil de lujo Lancia italiano, color rojo y un complicado juego de palancas de bronce.