Uno de los hoteles donde se alojo Agatha Christie, en la Isla de Gran Canaria.
AGATHA CHRISTIE
(Islas Canarias)
Primera Parte
Gracias a los grandes escritores, que a través de los tiempos han sabido mezclar sus historias con escenarios lejanos, han puesto así de manifiesto la sagacidad de sus plumas, combinando bellos detalles que caracterizan diferentes sitios y sistuaciones, entrelazando personajes pintorescos que cobran vida en sus obras y que llegan a nosotros como novelas que ponen a volar nuestra imaginación para descubrir lugares únicos.
Este es caso sin lugar a dudas de Agatha Clarissa Miller (1.891-1.976), más conocida como Agatha Christie.
En 1.927 hace exactamente 81 años, ésta escritora había llegado a la isla de forma inesperada luego de enterarse que su marido Archibald, le había engañado con otra mujer. Ya por ese entonces era una escritora famosa y al desaparecer sin avisar a sus amigos la preocupación fue presa de todos, de hecho la policía y detectives se movilizaron para dar con ella.
Agatha Christie había entrado en una depresión muy fuerte que le impediría terminar la novela que estaba escribiendo.
La escritora llego a las islas Canarias en busca de paz y tranquilidad, esta primera visita la hizo como turista buscando descanso. Creyó que lo encontraría en el Puerto d la Cruz (Tenerife), el Health Resort más conocido y sobre el cual más literatura se había escrito en toda Europa, fundamentalmente en Gran Bretaña. No satisfecha de vivir en Puerto de la Cruz decide trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria). Lo característico del viaje de Agatha Christie es que no se podría considerar un viaje como los que solían hacer las viajeras de entonces, ya que los viajes del siglo XIX y principios del XX estaban marcados por el espíritu aventurero sumado a la voluntad de ver mundo y descubrir los espacios reservados para los hombres, aunque sin renunciar a ser unas elegantes damas del Imperio Británico.
Este afán de conocer y descubrir llevo a las damas sortear todo tipo de inconvenientes en donde valientemente exploraban diferentes territorios provistas con un cuaderno de notas y pluma en mano para registrar todo cuanto experimentaban, registrando emociones e impresiones a través de diarios de viajes.
Las particularidades de las islas, sus costumbres, tradiciones, el carácter isleño junto con sus ciudades y pueblos han sabido ser descriptas por sus autores que son los que han marcado la tradición viajera del pueblo británico.
En el caso de Agatha Christie no se podría decir que sus intereses sean similares ya que no mostro mucha curiosidad por el pasado legendario de la cultura aborigen extinta, el atractivo de la flora y otros aspectos, no obstante su máquina de escribir la acompaño en todos su viajes, y en este caso seguiría escribiendo en la habitación de su hotel en Gran Canaria, la novela que había quedado interrumpida,” El misterioso tren Azul “, y unos relatos cortos que se desarrollan en los lugares de la isla donde estuvo.
Haciendo una retrospectiva en la vida de Agatha Christie podemos decir que nació y se crió en el seno de una familia con educación victoriana, es por eso que su madre creía que los niños no deberían leer hasta alcanzar los ocho años. Agatha tampoco fue a la escuela de niña pero sus carencias las suplió devorando libros. Entre sus lecturas preferidas se encontraban los cuentos de hadas que su tía abuela le regalaba siempre por su cumpleaños o en navidad.
A los 11 años publicó un poema escrito por ella en un periódico local, pero en ese entonces tenía la mente más centrada en la música. Su madre quería darle una formación musical y a los 16 años la envió al estudiar canto y música a Paris.
Luego de atravesar por un mal momento económico, la familia de Agatha Christie se traslada a Pau (Francia), es allí donde ella aprende el francés gracias a que su madre contrato a una niñera inglesa residente en Francia.
Es entonces cuando Agatha Christie comienza a leer muchos libros en francés, entre las que se encontraban novelas históricas. “El prisionero de Zenda” de Stanley Weyman, fue su primera novela, también leyó todas las novelas de Julio Verne en francés, durante mucho tiempo su novela preferida fue “Viaje al Centro de la Tierra, “El jardín Secreto” de Hodgson Burnett, entre otros”.
Luego de pasar por momentos difíciles con la muerte de su padre, Agatha vive un momento especial en su vida, donde pasa todo el tiempo haciendo compañía a su madre y limita sus amistades para ocuparle más tiempo a ella. En una ocasión su hermana Madge las visita con su hijo pequeño por una larga temporada, es ahí cuando Agatha las primeras historias de Sherlock Holmes. “El Carbunclo Azul”, y desde entonces no dejo de interesarse por Sir. Conan Doyle.
Ya desde entonces Agatha no destacaba en nada, probo ser cantante de ópera, aunque si soñaba con ser una gran escritora y anhelaba tener un matrimonio feliz, al lado de alguien que la protegiera la amara y admirara.
Con 17 años fue el momento en que Agatha debía presentarse en sociedad como era habitual hacerlo con las chicas de clases acomodadas. Debido a la mala situación económica su madre eligió el Cairo como lugar de convalecencia pensado en ella. Este sitio resulto un lugar de ensueño para la joven Agatha que permaneció 3 meses asistiendo casi todos los días a los bailes que se organizaban por turnos en los mejores hoteles para la refinada sociedad Británica.
En Egipto era habitual ver a británicos ya sean del ejército o ingleses acaudalados que pasaban el invierno en familia. Lo que menos interesaba a Agatha eran las maravillas de la antigüedad que 20 años más tarde causarían un tremendo impacto en ella.
La vida para ella seguiría sin mayores complicaciones mientras tomaba más gusto por la escritura, cuando por fin en 1.912 contrae matrimonio con quien más tarde la abandonaría.
Con motivo de la gran exposición de 1.924 en Londres, el mayor Belcher, un amigo de Archie el marido de Aghata, le encomendó a este reunir un equipo de expertos que deberían acompañarle durante once meses por todo el imperio Británico. Archibald , fue contratado como consejero financiero en este viaje, en el que fue invitada también su esposa. El itinerario incluía África del Sur, Australia, Nueva Zelanda y América, esto con todos los gasto pagos y 1.000 libras de gratificación. Una vez llegada a Nueva Zelanda viajo a Honolulú pasando por las islas Fiji, donde descubrió las maravillas de un deporte desconocida para ella, el surf. También visito Nueva York, además de Madeira que en aquel entonces era un destino frecuentado por los ingleses.
De vuelta a la realidad la situación económica se ve empeorada, el marido de Agatha no consigue trabajo y ella ve obligada a escribir para hacer frente a los gastos que no eran pocos.
Los años pasaron y repentinamente la madre de Agatha muere, su marido no pudo estar en el funeral porque se encontraba por un viaje de negocios por España, a partir de allí la situación amorosa con su marido va de mal en peor. En uno de sus viajes Archibald envía una carta a Agatha desde Italia, donde se encontraba en ese momento por motivos de trabajo
La carta era corta y muy directa, la misma decía que se había enamorado de una antigua secretaria y que le enviara lo antes posible el divorcio.
Agatha sufre el peor momento de su vida, aunque le cuesta tiempo entender que su marido no volvería con ella. El temor y el abandono se hacen presa de ella desencadenando un estado emocional de tristeza, angustia que lo supo sobrellevar gracias a la compañía de su amiga Carlo que estuvo al lado de ella en este momento tan duro.
Su tota estado de pena le llevo a protagonizar un hecho nunca aclarado por ella, fue en 1.926 que tras desaparecer unos días sin a decir nada a nadie y o dejar rastro, hasta el punto que la dieron por muerta al encontrar su vehículo en un lugar alejado al borde de un precipicio, Agatha es reconocido por un camarero que avisa al Scontland Yark que estaban en ese momento en la ardua tarea de encontrarla. Agatha había decidido para en un hotel donde con un nombre falso, posiblemente para borrarse de los medios y tener tiempo para estar sola y meditar lo que le había ocurrido. Más tarde la opinión pública tomo este hecho como una estrategia para la publicidad de su nuevo libro.
En febrero del año siguiente Agatha, su amiga Carlo y su hija visitan las islas Canarias.
(Islas Canarias)
Primera Parte
Gracias a los grandes escritores, que a través de los tiempos han sabido mezclar sus historias con escenarios lejanos, han puesto así de manifiesto la sagacidad de sus plumas, combinando bellos detalles que caracterizan diferentes sitios y sistuaciones, entrelazando personajes pintorescos que cobran vida en sus obras y que llegan a nosotros como novelas que ponen a volar nuestra imaginación para descubrir lugares únicos.
Este es caso sin lugar a dudas de Agatha Clarissa Miller (1.891-1.976), más conocida como Agatha Christie.
En 1.927 hace exactamente 81 años, ésta escritora había llegado a la isla de forma inesperada luego de enterarse que su marido Archibald, le había engañado con otra mujer. Ya por ese entonces era una escritora famosa y al desaparecer sin avisar a sus amigos la preocupación fue presa de todos, de hecho la policía y detectives se movilizaron para dar con ella.
Agatha Christie había entrado en una depresión muy fuerte que le impediría terminar la novela que estaba escribiendo.
La escritora llego a las islas Canarias en busca de paz y tranquilidad, esta primera visita la hizo como turista buscando descanso. Creyó que lo encontraría en el Puerto d la Cruz (Tenerife), el Health Resort más conocido y sobre el cual más literatura se había escrito en toda Europa, fundamentalmente en Gran Bretaña. No satisfecha de vivir en Puerto de la Cruz decide trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria). Lo característico del viaje de Agatha Christie es que no se podría considerar un viaje como los que solían hacer las viajeras de entonces, ya que los viajes del siglo XIX y principios del XX estaban marcados por el espíritu aventurero sumado a la voluntad de ver mundo y descubrir los espacios reservados para los hombres, aunque sin renunciar a ser unas elegantes damas del Imperio Británico.
Este afán de conocer y descubrir llevo a las damas sortear todo tipo de inconvenientes en donde valientemente exploraban diferentes territorios provistas con un cuaderno de notas y pluma en mano para registrar todo cuanto experimentaban, registrando emociones e impresiones a través de diarios de viajes.
Las particularidades de las islas, sus costumbres, tradiciones, el carácter isleño junto con sus ciudades y pueblos han sabido ser descriptas por sus autores que son los que han marcado la tradición viajera del pueblo británico.
En el caso de Agatha Christie no se podría decir que sus intereses sean similares ya que no mostro mucha curiosidad por el pasado legendario de la cultura aborigen extinta, el atractivo de la flora y otros aspectos, no obstante su máquina de escribir la acompaño en todos su viajes, y en este caso seguiría escribiendo en la habitación de su hotel en Gran Canaria, la novela que había quedado interrumpida,” El misterioso tren Azul “, y unos relatos cortos que se desarrollan en los lugares de la isla donde estuvo.
Haciendo una retrospectiva en la vida de Agatha Christie podemos decir que nació y se crió en el seno de una familia con educación victoriana, es por eso que su madre creía que los niños no deberían leer hasta alcanzar los ocho años. Agatha tampoco fue a la escuela de niña pero sus carencias las suplió devorando libros. Entre sus lecturas preferidas se encontraban los cuentos de hadas que su tía abuela le regalaba siempre por su cumpleaños o en navidad.
A los 11 años publicó un poema escrito por ella en un periódico local, pero en ese entonces tenía la mente más centrada en la música. Su madre quería darle una formación musical y a los 16 años la envió al estudiar canto y música a Paris.
Luego de atravesar por un mal momento económico, la familia de Agatha Christie se traslada a Pau (Francia), es allí donde ella aprende el francés gracias a que su madre contrato a una niñera inglesa residente en Francia.
Es entonces cuando Agatha Christie comienza a leer muchos libros en francés, entre las que se encontraban novelas históricas. “El prisionero de Zenda” de Stanley Weyman, fue su primera novela, también leyó todas las novelas de Julio Verne en francés, durante mucho tiempo su novela preferida fue “Viaje al Centro de la Tierra, “El jardín Secreto” de Hodgson Burnett, entre otros”.
Luego de pasar por momentos difíciles con la muerte de su padre, Agatha vive un momento especial en su vida, donde pasa todo el tiempo haciendo compañía a su madre y limita sus amistades para ocuparle más tiempo a ella. En una ocasión su hermana Madge las visita con su hijo pequeño por una larga temporada, es ahí cuando Agatha las primeras historias de Sherlock Holmes. “El Carbunclo Azul”, y desde entonces no dejo de interesarse por Sir. Conan Doyle.
Ya desde entonces Agatha no destacaba en nada, probo ser cantante de ópera, aunque si soñaba con ser una gran escritora y anhelaba tener un matrimonio feliz, al lado de alguien que la protegiera la amara y admirara.
Con 17 años fue el momento en que Agatha debía presentarse en sociedad como era habitual hacerlo con las chicas de clases acomodadas. Debido a la mala situación económica su madre eligió el Cairo como lugar de convalecencia pensado en ella. Este sitio resulto un lugar de ensueño para la joven Agatha que permaneció 3 meses asistiendo casi todos los días a los bailes que se organizaban por turnos en los mejores hoteles para la refinada sociedad Británica.
En Egipto era habitual ver a británicos ya sean del ejército o ingleses acaudalados que pasaban el invierno en familia. Lo que menos interesaba a Agatha eran las maravillas de la antigüedad que 20 años más tarde causarían un tremendo impacto en ella.
La vida para ella seguiría sin mayores complicaciones mientras tomaba más gusto por la escritura, cuando por fin en 1.912 contrae matrimonio con quien más tarde la abandonaría.
Con motivo de la gran exposición de 1.924 en Londres, el mayor Belcher, un amigo de Archie el marido de Aghata, le encomendó a este reunir un equipo de expertos que deberían acompañarle durante once meses por todo el imperio Británico. Archibald , fue contratado como consejero financiero en este viaje, en el que fue invitada también su esposa. El itinerario incluía África del Sur, Australia, Nueva Zelanda y América, esto con todos los gasto pagos y 1.000 libras de gratificación. Una vez llegada a Nueva Zelanda viajo a Honolulú pasando por las islas Fiji, donde descubrió las maravillas de un deporte desconocida para ella, el surf. También visito Nueva York, además de Madeira que en aquel entonces era un destino frecuentado por los ingleses.
De vuelta a la realidad la situación económica se ve empeorada, el marido de Agatha no consigue trabajo y ella ve obligada a escribir para hacer frente a los gastos que no eran pocos.
Los años pasaron y repentinamente la madre de Agatha muere, su marido no pudo estar en el funeral porque se encontraba por un viaje de negocios por España, a partir de allí la situación amorosa con su marido va de mal en peor. En uno de sus viajes Archibald envía una carta a Agatha desde Italia, donde se encontraba en ese momento por motivos de trabajo
La carta era corta y muy directa, la misma decía que se había enamorado de una antigua secretaria y que le enviara lo antes posible el divorcio.
Agatha sufre el peor momento de su vida, aunque le cuesta tiempo entender que su marido no volvería con ella. El temor y el abandono se hacen presa de ella desencadenando un estado emocional de tristeza, angustia que lo supo sobrellevar gracias a la compañía de su amiga Carlo que estuvo al lado de ella en este momento tan duro.
Su tota estado de pena le llevo a protagonizar un hecho nunca aclarado por ella, fue en 1.926 que tras desaparecer unos días sin a decir nada a nadie y o dejar rastro, hasta el punto que la dieron por muerta al encontrar su vehículo en un lugar alejado al borde de un precipicio, Agatha es reconocido por un camarero que avisa al Scontland Yark que estaban en ese momento en la ardua tarea de encontrarla. Agatha había decidido para en un hotel donde con un nombre falso, posiblemente para borrarse de los medios y tener tiempo para estar sola y meditar lo que le había ocurrido. Más tarde la opinión pública tomo este hecho como una estrategia para la publicidad de su nuevo libro.
En febrero del año siguiente Agatha, su amiga Carlo y su hija visitan las islas Canarias.